Parte 3
Ya había amanecido, otro nuevo día, otra batalla ganada a los nuevos depredadores de este nuevo mundo. Cada uno tenía algo que hacer, armas, víveres, cada pequeño detalle era importante. En una de las viviendas habíamos encontrado unos walkies de juguete, pero que ha pequeña distancia funcionaban, Alvaro subió a la azotea con su arma y uno de los walkies, si sucedía algo raro nos podría avisar rápidamente. Preparó su arma y se puso a limpiar una de las pistolas, la limpieza era importante para que cualquiera de las armas no se encasquille en un momento inoportuno.
La imagen que mostraba Getafe no había cambiado nada y seguía siendo igual de desalentadora, lo que era una ciudad bulliciosa y llena de vida, se había convertido en un nido de terror y muerte. Alvaro oteaba el horizonte sin mirar nada en concreto, cuando algo raro empezó a suceder, los no muertos parecían estar activándose, no sabía el motivo, pero pronto escuchó algo inusual, el rugido de un motor potente, provenía de la carretera que daba salida hacia Toledo y Madrid, en un abrir y cerrar de ojos un todoterreno color negro apareció a toda velocidad embocando la glorieta, las ruedas chirriaron mientras derrapaba al tomar la curva demasiado rápido, en su trayecto se llevó a varios seres, desplazándoles varios metros y destrozándoles el cuerpo por la fuerza de la embestida, el coche estaba fuera de control y las ruedas chocaron con el bordillo de la acera, la velocidad y la fuerza cinética hicieron el resto, el todoterreno dio una vuelta de campana y fue a estamparse contra el muro de una de las casas unifamiliares ubicadas en la calle. El ruido cesó de pronto y dio paso a los broncos rugidos de los no muertos, que empezaron a dirigirse al lugar del accidente, Alvaro miraba la escena incrédulo, no podía creer lo que estaba sucediendo, pasaron un par de minutos y los engendros estaban casi a la altura del vehículo, de repente la puerta del conductor se abrió con violencia y de ella salió un hombre con un pequeño cuerpo entre los brazos, rápidamente Alvaro cogió el walkie y avisó de lo que estaba sucediendo, su corazón latía con fuerza su pulso había subido rápidamente a causa del nerviosismo y la adrenalina, en este momento no podía fallar, fijó su mira telescópica en el hombre que sangraba copiosamente, dos disparos le hicieron mirar la escena desde otra perspectiva, aquel hombre se defendía y el iba a ayudarlo a sobrevivir, apuntó a los no muertos que representaban una mayor amenaza, apretó el gatillo pero su disparo impactó en el hombro de una mujer destrozándoselo y haciéndola caer al suelo pero sin matarla definitivamente, tranquilidad, respiración y suavidad, Alvaro pensaba a la vez que fijaba otro objetivo, otro disparo y acierto total, la cabeza del no muerto voló por los aires dejando un vació a la vez que el cuerpo caía desplomado, hizo otros tres blancos mientras el hombre fijaba la mirada en la azotea y se dirigía lo más rápido que su estado le permitía hacia su posible salvación. Cuando llegue a la azotea acompañado de Rocío vimos la escena con pánico en los ojos, unas personas necesitaban nuestra ayuda y teníamos que hacer todo lo posible porque en esta batalla por su vida saliesen victoriosos, puse en conocimiento al resto de los acontecimientos y se pusieron en marcha. En la puerta de entrada no quedaba ningún, todos se dirigían a conseguir su premio.
- Cari, quédate con Alvaro si sucede algún cambio dímelo a través del walkie, y tu nano sigue cubriéndonos como hasta ahora- le guiñe un ojo y salí corriendo escaleras abajo.
Cuando pasaba cerca del portal 4 para ir a la entrada escuche como los no muertos que quedaron atrapados gruñían y golpeaban los cristales, por el momento las maderas aguantarían pero tendríamos que resolver la situación si es que salíamos de aquel aprieto.
Gise, tu y mi hermana quedaros en la puerta y si alguno de esos bichos se acerca dispararle. Alejandra quédate en el cruce de los pasillos, los bichos del portal están muy inquietos, vigila que las maderas aguanten- me uní a Roberto y Antonio que iban disparando a los seres rezagados mientras se acercaban al hombre. Escuche un zumbido, era la llamada del walkie
- ¡Daros prisa por Dios!, un montón de esos seres han aparecido, vienen por donde vino el coche- fijé la mirada hacia donde me decía Rocío, y entonces mi sangre pareció helarse, decenas de no muertos se dirigían hacia donde nos encontrábamos.
- Roberto cúbrenos, Antonio coge al hombre y ayúdale, yo cogeré al niño, tenemos que darnos prisa o estaremos en un grave aprieto, mirar.
Los dos miraron hacia donde señalaba y sus ojos se abrieron como platos, nos dirigimos hasta donde se encontraba el hombre, al ir acercándonos me llamó la atención su pelo rubio muy rapado y cuando me miró me di cuenta de que conocía a aquel hombre era Alfredo, le llamé y nos deshicimos de tres seres que amenazaban nuestra retirada. Los gruñidos y el arrastrar de piernas se oían con mayor claridad, los no muertos se acercaban peligrosamente. Antonio ayudó a Alfredo a continuar la marcha, sangraba por la cabeza y una de las piernas la tenía también malherida, yo cogí el cuerpo inconsciente que llevaba, era su hija Paula.
- ¡Ahora correr!, daros prisa, Roberto ir entrando esto no pinta bien.
Los no muertos nos pisaban los talones, casi podíamos oler sus apestosos alientos, su instinto les hacia ponerse mas y mas furiosos, por lo que los gruñidos aumentaban gradualmente de volumen, los teníamos encima, nos quedaba muy poco para llegar a la puerta. Alvaro abatía a los más osados que se nos acercaban, Gise y mi hermana comenzaron a disparar a bocajarro, no los mataban pero los hacían caer entorpeciendo su avance, olía a muerte y pólvora por todas partes, el ruido era ensordecedor, los fusiles escupían plomo por doquier pero eso solo retrasaba el avance de nuestros perseguidores, uno de ellos logró acercarse lo suficiente, sus brazos se alargaron para hacer presa en los hombros de Antonio, pero no fue lo suficientemente rápido, ya que recibió un disparo certero que le arranco la mitad de la cara, al caer su cuerpo hizo tropezar a Antonio y Alfredo, que cayeron al suelo a solo unos metros de la puerta, mi hermana corrió hacia ellos mientras Antonio se estaban levantando, entre los dos arrastraron a Alfredo definitivamente a la frágil seguridad de la finca. Gise y Roberto, hombro con hombro terminaron de cubrir la retirada, vaciaron el cargador mientras nosotros pasábamos, parecían Angelina Jolie y Brad Pitt en su película, Sr. y Sra. Smith, dos despiadados asesinos que se enfrentaban al peligro sin ningún miedo, pero solo lo parecía porque el miedo nos invadía a todos, pero ese miedo era lo que nos estaba manteniendo con vida, el miedo hace aflorar la adrenalina y esta te da las fuerzas extras que en ese momento necesitábamos. Cuando se quedaron sin munición corrieron hacia la puerta que cerramos nada más pasar, la terminamos de asegurar cuando los no muertos se apelotonaron en la entrada y comenzaron a golpear y pasar los brazos por los barrotes en un intento desesperado por atraparnos, su aspecto era espeluznante, los ojos sin vida, sus heridas y ese instinto irracional a devorarnos, sus bocas se abrían y cerraban emitiendo sonidos guturales, como pudimos nos dirigimos a casa, nos ocultaríamos hasta que los seres se calmasen, o al menos eso esperaba, cuando su agitación por la carne fresca pasase, su instinto volvería a hibernar y con mayor tranquilidad pensaríamos como salir en el atolladero en el que nos encontrábamos.
Curamos la herida de la cabeza a Alfredo, su pierna tardaría un tiempo en recuperarse después del fuerte golpe que se dio en el accidente, su hija era la que nos preocupaba, estaba inconsciente y no mostraba ninguna herida superficial, nosotros no podíamos hacer nada.
El resto del día pasó en relativa tranquilidad, Alfredo no se separaba de su hija, la fiebre le había subido a lo largo de la tarde.
- Hola amigo, te traigo algo de comer- le di un sándwich y algo de beber-¿Cómo se encuentra?
- Sin cambios- contestó con la voz quebrada mientras cogía la comida.
Salí fuera para no molestar y me reuní con el resto del grupo en el salón, estaban escuchando las noticias de la radio, las cosas empeoraban por momentos, los infectados aumentaban de manera exponencial, el ejército y las fuerzas de seguridad estaban siendo aplastados, se habían creado puntos seguros en las bases aéreas, Torrejón, San Javier, Alcantarilla, nombraban todas las que no habían sucumbido. La gente se dirigiría hacia esos puntos, algunos cuarteles militares en diversos puntos de la geografía española también se mantenían en pie. Por lo que habíamos visto en Getafe, no podíamos estar seguros de que todos fuesen como su propio nombre indicaba, seguros.
- Tenemos que movernos de aquí, las cosas se han complicado demasiado, deberíamos marcarnos un punto e intentar llegar-comentaba Antonio.
- Yo quiero ir a buscar a mi hermana, se encuentra sola en Parla- Rocío tomó la palabra.
- Yo creo que la mejor opción es ir a los sitios en los que tengamos claro que hay supervivientes, no podemos arriesgarnos en lugares que estén infectados sin esa certeza- Roberto hablaba mientras intentaba buscar otra emisora que diera alguna noticia reciente.
- Sabemos que mi hermana se encuentra viva y segura en su casa, entiendo que cada uno quiera buscar a su familia. Nuestra gente se encuentra en Parla, Leganés, Villamiel, Mestanza esos son los lugares a los que deberíamos ir primero. ¿Alejandra, donde se encuentra tu familia?- Roció la miraba mientras veía como una lágrima caía por su mejilla.
- Mi familia…, todos muertos o infectados. ¿Leganés?, allí me encontraba con ellos cuando…. todo sucedió tan rápido- sus ojos brillaban y se enrojecían por momentos, paró unos segundos antes de continuar- nos encontrábamos en la zona de la universidad, muchos se habían reunido allí mientras la policía y la Guardia Civil intentaba mantener seguro y ordenado el lugar. Llegaron a cientos por todos lados, muchos llevaban pijamas de hospital, había niños, ancianos. Al principio los agentes los mantuvieron a raya, pero la munición comenzó a escasear y eran insuficientes para cubrir todos los puntos, nos fuimos desplazando hacia el edificio de la Policía Nacional, cada vez eran más, los seres estaban como locos, no se detenían, había demasiadas presas juntas, la gente se fue disgregando en pequeños grupos, pero había demasiados- la voz se le rompía mientras recordaba la carnicería, todos escuchábamos el relato con el corazón encogido- en medio de aquel caos, me encontré separada de mi marido, mis padres, mi hijo- al nombrar a su pequeño las lágrimas afloraron y durante unos minutos interminables el llanto se hizo dueño de la estancia, la intentamos consolar pero aquel recuerdo era un mazazo para ella. Al cabo de un rato se limpió las lagrimas y continuó su terrible experiencia- durante un tiempo los busque sin éxito, el caos y la muerte me rodeaba, deambule por los alrededores, no sé ni cómo me salve, estaba rodeada de aquellos seres, uno de ellos me atrapó una manga y me atraía hacia él, no luchaba, solo quería morir, pero un fuerte tirón me sacó de mi letargo, era un Guardia Civil que me salvaba de ser devorada o infectada, mató al no muerto y salimos corriendo, nos detuvimos un momento cerca de un coche, lo arrancó, pero cuando nos encontrábamos dentro a punto de salir vimos como dos no muertos perseguían a una mujer, él salió mientras yo dentro del coche veía la escena con terror, los disparó y cayeron, pero al ir a recoger a la mujer, una docena de ellos se abalanzaron hacia los dos devorándolos delante de mis narices, el miedo me atenazaba, no me movía del asiento, varios fijaron la vista en el coche y en mi, avanzaron, en ese momento reaccione, no quería morir, cerré la puerta del conductor y arranqué el coche, arrollé a uno de ellos y salí como pude de aquel infierno, me incorporé a la circunvalación, todo Leganés era un caos, gente corriendo, accidentes, muerte, hubo gente que intentó pararme, pero no lo hice y me siento culpable por ello, mi única idea era llegar aquí, a mi casa- Alejandra se calló, mientras la pena volvía a adueñarse de ella.
- No te sientas culpable, hiciste lo único que podías hacer, huir- Rocío la abrazó mientras rompía de nuevo a llorar.
Nadie habló, los sollozos de Alejandra remitían, todos nos mirábamos, los niños se abrazaban a sus padres, el relato nos pilló por sorpresa, no podíamos imaginar su historia, ella misma nos sacó de nuestro letargo.
- Siento que os halláis enterado de esta manera.
- No lo sientas, nosotros tampoco te habíamos preguntado- comento Gise, mientras agarraba más fuerte la mano de Roberto.
- Me hacía falta contar la historia, el dolor me estaba matando por dentro, quisiera daros las gracias por haberme salvado y ver que todavía hay gente que merece la pena. No puedo hacer nada más que llorar a mi familia.
- Seguro que a ellos les gustaría saber que sigues viva y que luchas por ti y por ellos- la mire y ella asintió mientras sonreía levemente.
- Ha sido un día muy duro, creo que deberíamos descansar y mañana veremos que hacemos- Rocío abrazó de nuevo a Alejandra e hicimos lo que había dicho, nuestros cuerpo y nuestras mentes requerían descansar para poder afrontar el día de mañana con fuerza.
Era nuestro tercer día en aquella guerra desigual, las cosas empeoraban por momentos, las noticias no eran halagüeñas y nuestras vidas habían cambiado radicalmente, nos habíamos convertido en supervivientes pero no perderíamos la esperanza, entre todos podríamos salir de aquella situación.
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